Decirle adiós al chupete es, para muchos niños, como decirle adiós a su mejor amigo, una despedida penosa que intentan retrasar todo lo que pueden... y más. Sin embargo, si vosotros le ayudáis, puede que no se dé cuenta de que está olvidando a su querido chupete.
Durante los primeros meses de vida, la boca es la parte más sensible de su cuerpo, y constituye el principal medio de conocimiento, mucho tiempo después de haber aprendido a manipular los objetos. Por ello, el reflejo de la succión es vital para el bebé, tanto mamar como tener el chupete metido en la boca le proporciona un gran placer.
A nadie le sorprende ver a un niño de dos años con chupete, porque este pequeño artilugio le ayuda a tranquilizarse e incluso en muchas ocasiones le consuela. De todas formas, si tu hijo llora, acércate a él, e intenta consolarle y entretenerle hasta que se le pase el berrinche.
El chupete puede convertirse en una costumbre, en un hábito que empieza a ser molesto cuando el pequeño va a la escuela infantil o le salen los primeros dientes; sobre todo si lo tiene metido en la boca permanentemente. ¿Qué se puede hacer en estos casos para lograr que olvide a su querido chupete? Los especialistas han estudiado la forma de conseguirlo y te proponen los siguientes consejos:
Observa bien a tu hijo: ¿Por qué necesita el chupete todavía? Hay muchas circunstancias por las que el niño tiene el chupete metido en la boca: aburrimiento, hábito, celos de su hermano pequeño, enfermedad, intranquilidad... busca cuál puede ser la que corresponda a tu hijo, y manos a la obra.
Si tu hijo lleva el chupete por un corto tiempo al día, lo mejor es quitar de forma radical. En el caso en que lo lleve durante mucho tiempo al día, sería más conveniente reducir el tiempo en un principio: que sólo lo pueda coger en casa y olvidarse de él cuando vaya a ver a la abuela, esté con sus amigos o en un restaurante con papá y mamá. Así, poco a poco, lograrás que lo tenga el menor tiempo posible.
Permanece mucho tiempo junto a él: El tener todo el día el chupete, se debe muchas veces al aburrimiento: si no tiene nada que hacer, resulta una actividad de lo más reconfortante. Tu hijo necesita, después de un día lleno de emociones nuevas y "exigencias escolares", recibir una atención especial de vosotros. Debéis estar dispuestos a jugar con él/ella, a construir algo juntos, o a pintar un cuadro-sorpresa para mamá o la abuelita. Cualquier actividad que requiera toda su atención y el uso de ambas manos es buena para que la tentación de coger el chupete quede anulada.
Una fecha clave: cuando comienza a ir al Centro Infantil: Casi todos pierden aquí su hábito. Después de los primeros días de adaptación, incluso los más adictos, lo dejan en casa.
Anímale a dejar su chupete: Pocos pueden prescindir completamente del chupete de un día para otro. Por ello, es muy bueno que le premies con alabanzas cualquier intento que realice con éxito, por muy pequeño que este sea. Dile lo mayor que es y lo bien que lo está haciendo.
Elegir un determinado día como el adiós definitivo: Muchas veces, necesita solamente un estímulo adecuado para despedirse definitivamente de él. Fijaros si el niño es lo suficientemente mayor como para aceptar un intercambio. Si es así, debéis aprovechar y cambiarlo por un peluche o un juguete favorito.
No le compres chupetes nuevos continuamente: En la fase de deshabituación es importante que no haya chupetes por toda la casa, si no tiene un chupete cerca, puede que ni se acuerde que existe y busque otra forma de distraerse. La batalla está prácticamente ganada si tu hijo sólo utiliza el chupete para dormir. La mejor forma de ayudarle a eliminarlo para siempre, es iniciar con él/ella un ritual especial antes de dormir, con canciones, cuentos y caricias. Así podrá relajarse, olvidar las tensiones del día y quedarse frito sin necesidad de su viejo y querido compañero de fatigas: el chupete.
Otras sugerencias:
· A partir de un año, procura que lleve el chupete sólo para dormir.
· Nunca lo mojes en miel o en azúcar, porque podrías producirle caries en los incisivos.
· Cámbiaselo por uno nuevo cuando la tetina se deforme o aparezca alguna grieta.
· Cuidado con los chupetes de silicona: no se deforman con el tiempo, pero su tacto es más frío y procura no usarlos cuando tenga algún diente, porque puede cortar la tetina y tragársela.
Si has intentado y sin resultados, lo anteriormente expuesto, o crees que no te dará resultado, entonces paciencia. En este caso, suele constituir más bien un problema relacionado más con la falta de consistencia y sistematicidad en las estrategias utilizadas por los padres que con la poca voluntad de los niños. Lo primero que hay que preguntarse es si realmente estáis decididos a quitarle el chupete. Si la respuesta es afirmativa, el siguiente paso es tirar el chupete a la basura. Si lo guardáis en un cajón, cuando el pequeño se ponga pesado y empiece a llorar, que lo hará, se lo daréis y no habréis conseguido nada. Si no lo tenéis a mano, seguramente pasaréis dos o tres noches mal, pero nada más. El niño se dormirá y habrá vencido su necesidad de chupar.
No obstante, no conviene impacientarse en exceso.
Reme Urán Moreno
Psicóloga Infantil
HOLA
ResponderEliminarHola, os proponemos una alternativa por si os interesa. Es un cuento en el que se dice adiós al chupete a través de valores como la empatía, la superación al apego, una bonita historia de superación para ayudar a los pequeños en ese difícil trance… http://loscuentosdepanapa.blogspot.com.es/2015/01/el-hada-de-los-chupes.html Saludos.
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