domingo, 31 de julio de 2011

Fundamentación Neurocientífica de la Estimulación en la primera infancia


En este artículo del profesor Francisco Alberto García Sánchez, se ofrece una base neurocientífica, que respalda el trabajo de estimulación a edades tempranas. En él podremos encontrar respuesta a cuestiones como: por qué recurrir a las Neurociencias, dificultades para la demostración directa de la efectividad de la atención temprana, necesidad de encontrar una justificación indirecta, qué estudian las Neurociencias que nos pueda interesar, cómo funciona el sistema nervioso, cómo evoluciona el sistema nervioso, cómo se producen los procesos psicológico y cómo es el sistema nervioso.
Pincha aquí para leer el artículo publicado en la página web de la Universidad de Murcia.

Diagnóstico de Autismo en bebés de 12 meses.

En este artículo divulgativo publicado en Pequelia ( Pincha aquí para acceder a él) se comenta la posibilidad de diagnosticar el autismo a edades muy tempranas y  se recalcan los beneficios de este diagnóstico precoz, para poder intervenir lo más tempranamente posible.


18JUN
Se habla sobre una prueba con la que en sólo cinco minutos, el profesional puede realizar el diagnóstico de autismo. Esta prueba consiste en el Cuestionario del Perfil de Desarrollo de la Escala de Conducta Comunicativa y Simbólica (CSBS DP) y que puedes encontrar en este enlace. (en él puedes encontrar multitud de herramientas para el diagnóstico de autismo y asperger)
Hay que aclarar que no se trata de hacer un diagnóstico fugaz (de hecho esta prueba no diagnostica, simplemente nos informa sobre la necesidad o no de hacer una valoración más completa). Creo que es importante saber a tiempo que un bebé puede necesitar alguna intervención específica y un manejo adecuado de su comportamiento y, si es necesario y oportuno, realizar un diagnóstico precoz. No obstante, tampoco hay por qué precipitarse con los diagnósticos, normalmente en estos casos se hablaría más bien de sospechas diagnósticas.
Es importante actuar a tiempo pero también hay que proceder con cautela y… no se puede diagnosticar a un bebé de autismo en sólo cinco minutos. En cualquier caso, se agradece la preocupación por la detección y la intervención temprana.

El Psicólogo en la Escuela Infantil


Todo lo que la psicología puede aportar a los Centros de Educación Infantil

Raquel Benedito Pérez
Grupo de trabajo:
Psicología en la Escuela Infantil
Colegio Oficial de Psicólogos de la Comunidad Valenciana

Afortunadamente, en la actualidad y cada vez más, se tiene en consideración la importancia de las experiencias de los primeros años en el desarrollo integral de la persona. Entre otras cosas, este planteamiento ha fomentado que los centros a los que acuden los más pequeños hayan dejado de ser simplemente guarderías donde dejarlos resguardados mientras papá y mamá trabajan, a ser centros educativos con un proyecto de base cuyo fin debe ser “contribuir al desarrollo afectivo, social, intelectual y de autoestima de los más pequeños”.[1]
El carácter educativo de la atención a la primera infancia requiere que en los centros se cuente con personal y servicios cualificados para hacer realidad dicha premisa, y uno de ellos debería ser el propio de  los servicios psicopedagógicos. Y digo “debería”, porque aunque la propia legislación contempla que se proveerá de recursos para la mejora de los aprendizajes y apoyo al profesorado[2]entre ellos los servicios o profesionales especializados en la orientación educativa y psicopedagógica[3]la provisión de éstos para la etapa de Educación Infantil y más concretamente para el primer ciclo es, en el mejor de los casos, totalmente insuficiente, habiendo, no obstante, una enorme disparidad entre las diferentes Comunidades Autónomas respecto al modo de trabajo y la organización de estos servicios en la atención concreta al alumnado de cero a tres años.
Considerando que el cuidado debe ser máximo en la atención a una población tan vulnerable, sería fundamental añadir y mejorar la necesaria atención psicopedagógica al total de elementos que imprimen el carácter educativo del primer ciclo de la educación infantil. Los servicios psicopedagógicos tienen importantes funciones que realizar y dentro de éstos, la figura concreta del psicólogo  también debería ser considerada como fundamental.
El psicólogo debe tener un importante papel cooperativo con el centro educativo, para la contribución al desarrollo integral de los pequeños, con un énfasis especial en el aspecto afectivo. El psicólogo ha de trabajar de forma cooperativa junto al equipo docente de los centros de educación infantil:
Debe colaborar en la elaboración, desarrollo y evaluación de la propuesta pedagógica. Teniendo en cuenta que entre los fines de la actividad educativa en los centros de educación infantil está el contribuir al desarrollo de aspectos puramente psicológicos como son: la afectividad, la autoestima, la sociabilidad, la inteligencia y, en sus aspectos funcionales,  la psicomotricidad, el lenguaje, la comunicación y la autonomía personal; se requiere de la participación, supervisión y guía de un psicólogo, que debe realizar un importante papel de trabajo conjunto con el equipo docente tanto en  el proceso de estimulación y cuidado de dichas áreas como en la evaluación de las mismas. Es fundamental el criterio de un profesional especializado en la valoración de la consecución de los objetivos propuestos en los ámbitos antes mencionados.
Ni qué decir tiene de la importancia de las aportaciones de la psicología en el establecimiento de un clima afectivo adecuado, premisa fundamental en la atención a los más pequeños cuyas  tempranas experiencias emocionales serán condicionantes en su desarrollo. Es fundamental la puesta en marcha de planes de actuación que incluyan un cuidado proceso de incorporación de los niños al centro para hacer más fácil su proceso de adaptación, una organización diaria cuidadosamente diseñada para crear un ambiente afectivo óptimo (organización temporal, espacial, de recursos humanos y materiales…), así como el trabajo con el equipo docente en todos aquellos aspectos que puedan ayudar en este cometido, como puede ser su propio bienestar emocional.
Por otro lado, el psicólogo tiene relevantes funciones que llevar a cabo en la atención a los niños y niñas que presentan necesidades específicas de apoyo educativo, y también en aquellos casos que requieren de compensación de desigualdades. La identificación y la escolarización temprana en estos casos se considera una herramienta preventiva importante y, por tanto, es tarea fundamental su atención adecuada, que incluya un seguimiento de su proceso evolutivo, la adaptación de la actuación educativa a cada caso particular y la coordinación con la intervención de los Centros de Desarrollo Infantil y Atención Temprana, así como otras instituciones sociales y sanitarias.
Por último, y no por ello menos importante, está el papel que debe ejercer el psicólogo en la  cooperación entre la actividad educativa del centro y la familia. Los servicios psicopedagógicos deben hacerse cargo del asesoramiento y formación a las familias en aspectos relevantes para el desarrollo integral de sus hijos e hijas, y también deben promover su participación en la actividad educativa del centro.
Como vemos, la atención psicopedagógica, y más concretamente la participación cooperativa de la figura del psicólogo en la actividad educativa del equipo docente en los centros de educación infantil, es un elemento fundamental para imprimir el carácter educativo y añadir el carácter afectivo que la atención a la primera infancia merecen.
Afortunadamente, cada vez hay una mayor conciencia por parte de la comunidad educativa, así como por parte de las familias de los menores acerca de esta realidad, y cada vez hay una mayor demanda de la atención psicológica en los centros de educación infantil. Esperemos que en el futuro haya un total reconocimiento por parte de las Administraciones de la figura del psicólogo en esta etapa educativa, y que entre todos sigamos progresando para dar la mejor atención a una población que realmente lo requiere como es la primera infancia.


BIBLIOGRAFÍA:
LOE. Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación.
La figura del Psicólogo en el Primer Ciclo de Educación Infantil. Grupo de trabajo: Psicología en la Escuela Infantil. Col.legi Oficial de Psicòlegs de la Comunitat Valenciana (2008). Disponible en www.cop-cv.orgPincha aquí para acceder al documento

martes, 26 de julio de 2011

Desarrollo Infantil de 15 a 18 meses

El niño o la niña en este periodo de edad, ya no es un mero bebé, y la vida no es tan fácil para él, en este momento evolutivo: faringe, pies, manos, esfínteres urinarios y anal están siendo sometidos al control cortical. Con tan gran variedad de actividades a coordinar, no es extraño que el niño o niña funcione por lapsos breves de atención. Arrastra, remolca, sube y baja escaleras, recorre todos los rincones, lleva un juguete de arrastre de un lugar a otro de la sala, lo abandona y luego vuelve a empezar. Atiende al "aquí" y "ahora" y ejecuta y comprende órdenes sencillas, relacionadas con una conducta motriz: "trae tu muñeco", "dame la cuchara", "coge el coche”...


            En cuanto al desarrollo motor, sus características más sobresalientes son:
           
Es capaz de cargar con juguetes al andar, quitar y poner tapas de cajas o cacharros, invertir un frasco para obtener una bola, colocar piezas cilíndricas encajables, utilizar con independencia las manos: mientras una sostiene, la otra manipula; se puede mantener sobre un pie con ayuda de las manos, hacer torres de tres o cuatro cubos.

Tiene un gran sentido de la conclusión, le agrada terminar una actividad y una vez finalizada utiliza expresiones como "ya está", "oh", como dando a entender la importancia de haber realizado la actividad.

El niño o niña aprende a buscar el objeto en el último lugar en el que lo vio desaparecer. Por supuesto, no está tan apegado a sus pautas de acción sobre los objetos como en el periodo anterior. No obstante, debe superar una última limitación, no sabe representarse los cambios de localización del objeto cuando no los ve. Domina los "desplazamientos visibles" pero no los "invisibles".

Es alrededor de los 18 meses cuando se inician en el desarrollo sintáctico al empezar a juntar palabras. Su vocabulario aumenta a un ritmo considerable y su dominio a nivel semántico es importante, pero todavía no domina las estructuras sintácticas lo que le lleva a utilizar un lenguaje con las "palabras clave". Este uso de la lengua es lo que viene denominándose como "lenguaje telegráfico infantil".
             
            Orientación de estimulación en este periodo de edad:

  1. Premia a tu hijo/a si te avisa cuando está sucio. Si no lo hace márcale este hecho para que poco a poco vaya aprendiendo a hacerlo. De igual manera hazlo si pide agua cuando tiene sed...
  2. Cuando tome la leche o el agua, sírvesela en una taza o jarro y trata de colocar poco líquido al principio. Ofrécele el mismo, por el asa para que se acostumbre a tomarlo con una mano, puedes darle una galletita para que la sostenga con la otra.
  3. Cuando le desvistes, es posible que insista en hacerlo solo/a. Facilítale la tarea poniéndole ropa cómoda. Sed pacientes para que poco a poco lo haga solo/a.
  4. Todos los tarros pueden servirle para jugar. Guarda los de material adecuado de tamaño pequeño o mediano. Dáselos cuando lo bañes para que pase agua de uno a otro.
  5. Vuestro hijo comienza a reconocer objetos familiares que están en figuras o fotos. Trata de mostrárselos en revistas nombrándolos claramente.
  6. Juega a sacar distintos objetos de una caja. Ej.: vaso, auto, cuchara, muñeca... Haced que el niño o niña nombre cada elemento que encuentre en ella.
  7. Cuando le pase algo, como que se le rompa un juguete, trata mediante preguntas que cuente lo sucedido. A esta edad intenta narrar sus experiencias.
  8. A esta edad, puede empezar a jugar con masa o plastilina, enséñale a amasar, hacer bolitas...
  9. Mientras le cantas una canción sobre las partes del cuerpo, lleva las manos del niño o niña hasta tocar esas partes de su cuerpo, ve disminuyendo la ayuda hasta que al oír la canción lo haga espontáneamente.
  10. Si tiene un muñeco, pídele que toque el pelo y la nariz, si lo hace, sigue con las demás partes de la cara.
  11. Juega a patear una pelota, con esto irá perfeccionando su coordinación visomotora, además de adquirir fuerza en las piernas.
  12. Ofrécele envases con tapa de rosca y estimúlalo para que la destape.
  13. Juega a enhebrar cuentas de 3cm de diámetro. Ayúdale a ensartar dichas cuentas y a pasar el cordón por las mismas.




Ábaco

miércoles, 13 de julio de 2011

Desarrollo infantil de 9 a 12 meses

          

En este momento evolutivo el niño o niña comienza a tener sentido de sí mismo, es capaz de diferenciarse de los demás tomando conciencia de sí como un ser humano separado y distinto, su personalidad comienza a emerger.

No permanece quieto en ninguna parte. Pasa la mayor parte del tiempo explorando su alrededor, desplazándose de un lugar a otro, cuando está aprendiendo a caminar lleva generalmente un objeto en la mano que le da confianza, ya que siente como si llevara apoyo.

Cuando haya aprendido a caminar poco a poco irá realizando otra actividad mientras camina, como decir adiós, o señalar un objeto. Si aún no se le ha enseñado a nadar éste es el momento indicado ya que los movimientos del gateo le ayudarán en el agua.

El pensamiento adelanta considerablemente en cuanto al proceso de acción y reacción, es decir, ya sabe y espera la consecuencia de una acción que lleve a cabo. Las conductas que el niño o niña realiza en este período tienen un propósito, van dirigidas hacia una meta, son intencionales. El niño o niña de este período ejercita deliberadamente un esquema como medio para el ejercicio de otro esquema que es el fin de su acción. Por ejemplo, cuando aparta un objeto, con el fin de coger otro objeto situado detrás.

Es capaz de anticipar la ocurrencia de algún acontecimiento como por ejemplo, la marcha del adulto cuando éste se dirige hacia la puerta. En cuanto a la capacidad de imitar desaparecen algunas limitaciones de la etapa anterior siendo capaz de imitar conductas diferentes de las que habitualmente efectúa. Esto significa que el niño o niña puede aprender por observación de las conductas de los que le rodean. Además, puede imitar acciones aunque no se vea o se oiga, como por ejemplo, abrir y cerrar la boca después de ver a alguien hacerlo.

Existe ya un mayor control sobre sus movimientos y sus desplazamientos, y al final de este trimestre es posible que sea capaz de dar ya los primeros pasos. Esto va a dotar al niño o niña de una curiosidad que le hará explorar de manera cada vez más autónoma el mundo que le rodea.

Alrededor del décimo mes va a reaccionar ante su imagen en el espejo y se iniciará en el reconocimiento de sí mismo y es capaz de manifestar abiertamente conductas sociales negativas como son huida y defensa, fundamentalmente ante personas desconocidas.




Sugerencias a la familia

Si algunas de las conductas deseadas o ítems propuestos no han sido alcanzados, no debéis preocuparos de antemano, cada niño tiene su propio desarrollo dentro de unas pautas comunes.

A continuación os informamos sobre los objetivos más generales a conseguir del 12º al 15º mes de vida, así como una serie de sugerencias para favorecer su proceso de desarrollo durante este período.


Plan de Objetivos del 12º al 15º mes

·      Lograr alimentarse con cuchara aunque derrame un poco.
·      Imitar actividades de los adultos.
·      Imitar 4 ó 5 palabras.
·      Reconocer 1 parte del cuerpo.
·      Caminar hacia atrás y hacia los lados.
·      Subir peldaños gateando.
·      Construir torres de 2 


Orientación familiar del 12º al 15º mes

  1. Cada vez que su niño o niña  avise cuando esté sucio prémialo con un beso o un abrazo.  Incentivarlo es importante para que avance en el control de esfínteres.
  2.  Ofrecelé  libros ilustrados y deje que los hojee libremente. Tal vez  pida que se los leas muchas veces.
  3.  Permite que el niño o niña juegue libremente con agua mientras se baña. Si tiene oportunidad deja que lo haga también con arena o tierra. Le gustará mucho. Ofrécele unos tarritos para jugar a llenarlos y vaciarlos.
  4. Haced que imite las cosas que  hacéis en  la casa. Tal vez os lleve más tiempo si  ayuda, pero es un buen aprendizaje. Dale un trozo de trapo para que pase en los muebles. Entrégale cosas para que lleve a la mesa. Deja que colabore en otras labores.
  5. Cuando lo saques de paseo nómbrale cosas que le llamen la atención, por ejemplo, perro, auto, avión, etc. Si trata de repetir la palabra debéis alentarlo y premiarlo frente a cualquier intento.
  6. Muestra al niño o niña objetos conocidos por él; por ejemplo taza. Pídele que señale uno de ellos diciéndolo: "¿dónde está la taza?" Aleja un poco el objeto y pídeselo nuevamente hasta que vaya a buscarlo y  lo traiga.
  7.  No sólo repite el nombre de los objetos que el niño o niña está usando sino también el de las acciones que realiza para que vaya incorporándolas, no repitáis en su lenguaje, sino correctamente.
  8. Observa si  emite sonidos mientras señala el objeto que quiere, de no ser así no se lo entregues a la primera. De esta manera lo obligaremos a hablar para pedir lo que desea.
  9. Juega a tocar y reconocer una parte del mismo hasta que la aprenda, por ejemplo el pelo.
  10. Juega a imitar gestos que luego le ayudarán a expresarse. Por ejemplo arrugar la nariz, asentir y negar con la cabeza, llorar, sacudir la cabeza, pestañear, etc. 
  11. Camina hacia atrás y pídele que  imite, si no lo logra puedes estimularlo guiándolo desde sus caderas. Otra  manera de hacerlo es colocando los pies del niño o niña sobre los tuyos.
  12. Cuando camine llámalo desde atrás para que al mirarle practique el giro.
  13. Ata juguetes a un cordel, le gustará arrastrarlos mientras camina.
  14. Sienta al niño o niña frente a una mesa, muéstrale cómo colocar un cubo sobre otro. Entrégale dos a él y anímalo para que los apile. Utiliza elementos grandes, livianos, sencillos y de colores distintos (ej.: cajitas, cubos de esponja, tarros plásticos).
  15. Ofrécele cajas pequeñas cuyas tapas sean fáciles de sacar. Coloca en ellas objetos que provoquen sonido para que se interese en abrirlas.



Ábaco

miércoles, 6 de julio de 2011

Causas de visita al pediatra

Hace un tiempo reunieron a un "comité de expertos" 
sobre problemas frecuentes en la consulta pediátrica 
entre los que, ¡Dios mío!, me encontraba yo. 
Un experto es un especialista en una materia y me resulta 
divertido conocer sus sinónimos:diestro, entendido, 
técnico, maestro, avezado, perito, versado, ducho, competente. 
De hecho y, según la RAE, más que un experto yo soy un hombre 
con experiencia que es "la práctica prolongada 
que proporciona conocimiento o habilidad para hacer algo". 
Por eso, en este blog me califico como curtido: 
"Que posee mucha experiencia en algo". 
Antes de la reunión nos propusieron una serie de temas 
para debatir que les pongo a continuación.  
¿Creen ustedes que son los que con más frecuencia 
ve el pediatra de cabecera?

Piel
• Acné
• Aftas
• Alopecia areata
• Eccema (atópico, seborreico - costra láctea, dermatitis del pañal)
• Estomatitis
• Granuloma umbilical
• Infecciones bacterianas (impétigo, forúnculos, abscesos,)
• Infecciones víricas (exantemas virales, herpes simple, etc.)
• Micosis (Candidiasis (muguet, ..), micosis ungueales, etc.)
• Picaduras insectos
• Prurito
• Psoriasis
• Sudamina
• Úlceras, heridas
• Urticaria
• Verrugas
• Otros

Pies y manos
• Ampollas
• Hiperqueratosis
• Panadizo herpético
• Pie de atleta
• Chuparse el dedo pulgar
• Onicofagia

Respiratorio
• Asma
• Bronquitis
• Catarro
• Crup
• Laringitis-Ronquera
• Resfriado común
• Dolor de garganta
• Tos

Trastornos abdominales y digestivos
• Anorexia-Anorexia nerviosa
• Dolor cólico abdominal
• Dolor dentición
• Diarrea
• Estreñimiento
• Obesidad
• Vómitos

Oido
• Cera
• Dolor de oído
• Otitis

Ojos
• Conjuntivitis
• Escozor
• Orzuelos
• Dermatitis palpebral (Blefaritis)

Otros
• Anemia
• Decaimiento físico
• Enuresis nocturna
• Trastornos músculo esqueléticos


¿Añadirían alguno más? Yo sí. A ver si lo adivinan pero 
no está relacionado con enfermedad física propiamente dicha.


lunes, 4 de julio de 2011

Al Colegio

CONSEJOS PARA LOS PAPÁS DE LOS NIÑOS QUE ABANDONAN LA ESCUELA INFANTIL PARA INCORPORARSE AL COLEGIO


En los niños que inician su escolaridad, suelen aparecer comportamientos de miedo ante la idea de ir al colegio los primeros días del curso escolar. Los niños que ya han asistido al Centro de Educación Infantil ÁBACO tienen mayor control de la situación y prevemos una mejor adaptación debido a la preparación que se lleva a cabo los últimos días del curso.

No necesariamente tiene que aparecer el rechazo al colegio en sí, sino que el temor puede deberse a: miedo a lo desconocido, compañeros, críticas, instalaciones, profesores, situaciones escolares ..., descubre si realmente ocurre algo o en realidad se trata de una adaptación como la de cualquier otro niño, y lo que pretende es llamar tu atención y así evitar ir al colegio inventando alguna supuesta excusa.


RECUERDA:

No te preocupes en exceso si  llora los primeros días.

Preséntale modelos para imitar (evitando la comparación): niños de su misma edad que no lloran a la entrada del colegio.

Si aparecen problemas de miedo concierta con los maestros llevar al niño al colegio de un modo gradual (unas horas, poquito a poco ir aumentando la jornada escolar, importante asistir todos los días).

Contacta con la maestra que está a cargo del niño para que le ayude a superar esta situación.

Si teme sólo al "contexto escolar", juega con él cerca del colegio, pasa por él y hazle comentarios acerca de lo bien que se encontrará en la escuela.

La incorporación de los niños al colegio constituye un hito de indudable importancia en su desarrollo psico-socio-afectivo, colaboremos para contribuir a una buena adaptación.





Ábaco

domingo, 3 de julio de 2011

La agresividad infantil

¿Qué entendemos por "agresividad infantil"?

Hablamos de agresividad cuando provocamos daño a una persona u objeto. La conducta agresiva es intencionada y el daño puede ser físico o psíquico.

En el caso de los niños la agresividad se presenta generalmente en forma directa ya sea en forma de acto violento físico (patadas, empujones,...) como verbal (insultos, palabrotas,...). Pero también podemos encontrar agresividad indirecta o desplazada, según la cual el niño agrede contra los objetos de la persona que ha sido el origen del conflicto, o agresividad contenida según la cual el niño gesticula, grita o produce expresiones faciales de frustración.

Independientemente del tipo de conducta agresiva que manifieste un niño el denominador común es un estímulo que resulta nocivo o aversivo frente al cual la víctima se quejará, escapará, evitará o bien se defenderá.

Los arrebatos de agresividad son un rasgo normal en la infancia pero algunos niños persisten en su conducta agresiva y en su incapacidad para dominar su mal genio. Este tipo de niños hace que sus padres y maestros sufran siendo frecuentemente niños frustrados que viven el rechazo de sus compañeros no pudiendo evitar su conducta.

Algunas teorías explican las causas del comportamiento agresivo

Las teorías del comportamiento agresivo se engloban en: Activas y Reactivas.
Las activas son aquellas que ponen el origen de la agresión en los impulsos internos, lo cual vendría a significar que la agresividad es innata, que se nace o no con ella. Defensores de esta teoría: Psicoanalíticos y Etológicos.

Las reactivas ponen el origen de la agresión en el medio ambiente que rodea al individuo. Dentro de éstas podemos hablar de las teorías del impulso que dicen que la frustración facilita la agresión, pero no es una condición necesaria para ella, y la teoría del aprendizaje social que afirma que las conductas agresivas pueden aprenderse por imitación u observación de la conducta de modelos agresivos.

Teoría del aprendizaje social

Para poder actuar sobre la agresividad necesitamos un modelo o teoría que seguir y éste, en nuestro caso, será la teoría del aprendizaje social.
Habitualmente cuando un niño emite una conducta agresiva es porque reacciona ante un conflicto. Dicho conflicto puede resultar de:

1.-Problemas de relación social con otros niños o con los mayores, respecto de satisfacer los deseos del propio niño.
2.-Problemas con los adultos surgidos por no querer cumplir las órdenes que éstos le imponen.
3.-Problemas con adultos cuando éstos les castigan por haberse comportado de un modo inadecuado con otro niño cuando éste le agrede.

Sea cual sea el conflicto, provoca en el niño cierto sentimiento de frustración u emoción negativa que le hará reaccionar. La forma que tiene de reaccionar dependerá de su experiencia previa particular. El niño puede aprender a comportarse de forma agresiva porque lo imita de los padres, otros adultos o compañeros. Es lo que se llama Modelamiento. Cuando los padres castigan mediante violencia física o verbal se convierten para el niño en modelos de conductas agresivas. Cuando el niño vive rodeado de modelos agresivos, va adquiriendo un repertorio conductual caracterizado por una cierta tendencia a responder agresivamente a las situaciones conflictivas que puedan surgir con aquellos que le rodean. El proceso de modelamiento a que está sometido el niño durante su etapa de aprendizaje no sólo le informa de modos de conductas agresivos sino que también le informa de las consecuencias que dichas conductas agresivas tienen para los modelos. Si dichas consecuencias son agradables porque se consigue lo que se quiere tienen una mayor probabilidad de que se vuelvan a repetir en un futuro.

Por ejemplo, imaginemos que tenemos dos hijos, Luis y Miguel, de 6 y 4 años respectivamente. Luis está jugando con una pelota tranquilamente hasta que irrumpe Miguel y empiezan a pelear o discutir por la pelota. Miguel grita y patalea porque quiere jugar con esa pelota que tiene Luis. Nosotros nos acercamos y lamentándonos del pobre Miguel, increpamos a Luis para que le deje la pelota a Miguel. Con ello hemos conseguido que Miguel aprenda a gritar y patalear cuando quiera conseguir algo de su hermano. Es decir, hemos reforzado positivamente la conducta agresiva de Miguel, lo cual garantiza que se repita la conducta en un futuro.

De acuerdo con este modelamiento la mayoría de los adultos estamos enseñando a los niños que la mejor forma de resolver una situación conflictiva es gritándoles, porque nosotros les gritamos para decir que no griten. ¡Menuda contradicción! Y si nos fijamos, como esa solemos hacer muchas a diario.

Como ya hemos dicho, uno de los factores que influyen en la emisión de la conducta agresiva es el factor sociocultural del individuo. Uno de los elementos más importantes del ámbito sociocultural del niño es la familia. Dentro de la familia, además de los modelos y refuerzos, son responsables de la conducta agresiva el tipo de disciplina a que se les someta. Se ha demostrado que tanto un padre poco exigente como uno con actitudes hostiles que desaprueba constantemente al niño, fomentan el comportamiento agresivo en los niños.

Otro factor familiar influyente en la agresividad en los hijos es la incongruencia en el comportamiento de los padres. Incongruencia se da cuando los padres desaprueban la agresión castigándola con su propia agresión física o amenazante hacia el niño. Asimismo se da incongruencia cuando una misma conducta unas veces es castigada y otras ignorada, o bien, cuando el padre regaña al niño pero la madre no lo hace.

Las relaciones deterioradas entre los propios padres provoca tensiones que pueden inducir al niño a comportarse de forma agresiva.
Dentro del factor sociocultural influirían tanto el tipo de barrio donde se viva como expresiones que fomenten la agresividad "no seas un cobarde".

En el comportamiento agresivo también influyen los factores orgánicos que incluyen factores tipo hormonales, mecanismos cerebrales, estados de mala nutrición, problemas de salud específicos.

Finalmente cabe mencionar también el déficit en habilidades sociales necesarias para afrontar aquellas situaciones que nos resultan frustrantes. Parece que la ausencia de estrategias verbales para afrontar el estrés a menudo conduce a la agresión (Bandura, 1973).

¿Cómo evaluar si un niño es o no agresivo? Instrumentos de evaluación.

Ante una conducta agresiva emitida por un niño lo primero que haremos será identificar los antecedentes y los consecuentes de dicho comportamiento. Los antecedentes nos dirán cómo el niño tolera la frustración, qué situaciones frustrantes soporta menos. Las consecuencias nos dirán qué gana el niño con la conducta agresiva. Por ejemplo:

" Una niña en un parque quiere bajar por el tobogán pero otros niños se le cuelan deslizándose ellos antes. La niña se queja a sus papás los cuales le dicen que les empuje para que no se cuelen. La niña lleva a cabo la conducta que sus padres han explicado y la consecuencia es que ningún otro niño se le cuela y puede utilizar el tobogán tantas veces desee."

Pero sólo evaluando antecedentes y consecuentes no es suficiente para lograr una evaluación completa de la conducta agresiva que emite un niño, debemos también evaluar si el niño posee las habilidades cognitivas y conductuales necesarias para responder a las situaciones conflictivas que puedan presentársele. También es importante saber cómo interpreta el niño una situación, ya que un mismo tipo de situación puede provocar un comportamiento u otro en función de la intención que el niño le adjudique. Evaluamos así si el niño presenta deficiencias en el procesamiento de la información.

Para evaluar el comportamiento agresivo podemos utilizar técnicas directas como la observación natural o el autorregistro y técnicas indirectas como entrevistas, cuestionarios o autoinformes. Una vez hemos determinado que el niño se comporta agresivamente es importante identificar las situaciones en las que el comportamiento del niño es agresivo. Para todos los pasos que comporta una correcta evaluación disponemos de múltiples instrumentos clínicos que deberán utilizarse correctamente por el psicólogo  para determinar las estrategias a seguir.