Todo lo que la psicología puede aportar a los Centros de Educación Infantil
Raquel Benedito Pérez
Grupo de trabajo:
Psicología en la Escuela Infantil
Colegio Oficial de Psicólogos de la Comunidad Valenciana
Afortunadamente, en la actualidad y cada vez más, se tiene en consideración la importancia de las experiencias de los primeros años en el desarrollo integral de la persona. Entre otras cosas, este planteamiento ha fomentado que los centros a los que acuden los más pequeños hayan dejado de ser simplemente guarderías donde dejarlos resguardados mientras papá y mamá trabajan, a ser centros educativos con un proyecto de base cuyo fin debe ser “contribuir al desarrollo afectivo, social, intelectual y de autoestima de los más pequeños”.[1]
El carácter educativo de la atención a la primera infancia requiere que en los centros se cuente con personal y servicios cualificados para hacer realidad dicha premisa, y uno de ellos debería ser el propio de los servicios psicopedagógicos. Y digo “debería”, porque aunque la propia legislación contempla que se proveerá de recursos para la mejora de los aprendizajes y apoyo al profesorado[2], entre ellos los servicios o profesionales especializados en la orientación educativa y psicopedagógica[3]; la provisión de éstos para la etapa de Educación Infantil y más concretamente para el primer ciclo es, en el mejor de los casos, totalmente insuficiente, habiendo, no obstante, una enorme disparidad entre las diferentes Comunidades Autónomas respecto al modo de trabajo y la organización de estos servicios en la atención concreta al alumnado de cero a tres años.
Considerando que el cuidado debe ser máximo en la atención a una población tan vulnerable, sería fundamental añadir y mejorar la necesaria atención psicopedagógica al total de elementos que imprimen el carácter educativo del primer ciclo de la educación infantil. Los servicios psicopedagógicos tienen importantes funciones que realizar y dentro de éstos, la figura concreta del psicólogo también debería ser considerada como fundamental.
El psicólogo debe tener un importante papel cooperativo con el centro educativo, para la contribución al desarrollo integral de los pequeños, con un énfasis especial en el aspecto afectivo. El psicólogo ha de trabajar de forma cooperativa junto al equipo docente de los centros de educación infantil:
Debe colaborar en la elaboración, desarrollo y evaluación de la propuesta pedagógica. Teniendo en cuenta que entre los fines de la actividad educativa en los centros de educación infantil está el contribuir al desarrollo de aspectos puramente psicológicos como son: la afectividad, la autoestima, la sociabilidad, la inteligencia y, en sus aspectos funcionales, la psicomotricidad, el lenguaje, la comunicación y la autonomía personal; se requiere de la participación, supervisión y guía de un psicólogo, que debe realizar un importante papel de trabajo conjunto con el equipo docente tanto en el proceso de estimulación y cuidado de dichas áreas como en la evaluación de las mismas. Es fundamental el criterio de un profesional especializado en la valoración de la consecución de los objetivos propuestos en los ámbitos antes mencionados.
Ni qué decir tiene de la importancia de las aportaciones de la psicología en el establecimiento de un clima afectivo adecuado, premisa fundamental en la atención a los más pequeños cuyas tempranas experiencias emocionales serán condicionantes en su desarrollo. Es fundamental la puesta en marcha de planes de actuación que incluyan un cuidado proceso de incorporación de los niños al centro para hacer más fácil su proceso de adaptación, una organización diaria cuidadosamente diseñada para crear un ambiente afectivo óptimo (organización temporal, espacial, de recursos humanos y materiales…), así como el trabajo con el equipo docente en todos aquellos aspectos que puedan ayudar en este cometido, como puede ser su propio bienestar emocional.
Por otro lado, el psicólogo tiene relevantes funciones que llevar a cabo en la atención a los niños y niñas que presentan necesidades específicas de apoyo educativo, y también en aquellos casos que requieren de compensación de desigualdades. La identificación y la escolarización temprana en estos casos se considera una herramienta preventiva importante y, por tanto, es tarea fundamental su atención adecuada, que incluya un seguimiento de su proceso evolutivo, la adaptación de la actuación educativa a cada caso particular y la coordinación con la intervención de los Centros de Desarrollo Infantil y Atención Temprana, así como otras instituciones sociales y sanitarias.
Por último, y no por ello menos importante, está el papel que debe ejercer el psicólogo en la cooperación entre la actividad educativa del centro y la familia. Los servicios psicopedagógicos deben hacerse cargo del asesoramiento y formación a las familias en aspectos relevantes para el desarrollo integral de sus hijos e hijas, y también deben promover su participación en la actividad educativa del centro.
Como vemos, la atención psicopedagógica, y más concretamente la participación cooperativa de la figura del psicólogo en la actividad educativa del equipo docente en los centros de educación infantil, es un elemento fundamental para imprimir el carácter educativo y añadir el carácter afectivo que la atención a la primera infancia merecen.
Afortunadamente, cada vez hay una mayor conciencia por parte de la comunidad educativa, así como por parte de las familias de los menores acerca de esta realidad, y cada vez hay una mayor demanda de la atención psicológica en los centros de educación infantil. Esperemos que en el futuro haya un total reconocimiento por parte de las Administraciones de la figura del psicólogo en esta etapa educativa, y que entre todos sigamos progresando para dar la mejor atención a una población que realmente lo requiere como es la primera infancia.
BIBLIOGRAFÍA:
LOE. Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación.
La figura del Psicólogo en el Primer Ciclo de Educación Infantil. Grupo de trabajo: Psicología en la Escuela Infantil. Col.legi Oficial de Psicòlegs de la Comunitat Valenciana (2008). Disponible en www.cop-cv.org. Pincha aquí para acceder al documento
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